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¿Sabes si lo que comes, te hace bien?

  • Moon
  • 14 may
  • 2 Min. de lectura



¿Sabes realmente qué alimentos te hacen bien? 


Actualmente estamos en una época donde la información sobre nutrición abunda, pero, paradójicamente, muchas personas siguen sin saber qué alimentos les benefician y cuáles no. 

La realidad es que no existe una dieta universalmente perfecta: cada cuerpo es único, y por lo tanto, cada organismo reacciona de manera distinta a lo que comemos y bebemos.


Escuchar a tu cuerpo: la clave de una buena salud digestiva


Frecuentemente damos por sentado que algunos alimentos “nos caen mal” a todos o que otros son necesariamente saludables para cualquier persona. Sin embargo, lo que a alguien le sienta de maravilla, a otro le puede provocar malestar, inflamación, acidez o incluso alergias. Por eso, escuchar a nuestro cuerpo y observar cómo reacciona después de comer es vital.


Factores como la genética, el metabolismo, la microbiota intestinal, el nivel de actividad física y hasta el estado emocional influyen en cómo procesamos los alimentos.


Alimentos y bebidas: no todo entra en la misma categoría para todos


Es importante tener una visión completa de lo que ingerimos, y eso incluye no solo la comida sólida, sino también las bebidas

Algunas personas toleran bien el café, mientras que para otras puede causar ansiedad o problemas estomacales, lo mismo sucede con el alcohol: cerveza, vino, licores... todo tiene un impacto diferente según el cuerpo de cada persona.


Lo mismo aplica a:

  • Alimentos picantes: pueden estimular la digestión en algunos, pero causar reflujo o gastritis en otros.

  • Frutas ácidas: como la piña o la naranja, que pueden irritar estómagos sensibles.

  • Carnes rojas o pollo: que en algunas dietas son esenciales, pero en otras deben moderarse.

  • Lácteos, legumbres, frituras, harinas refinadas… la lista puede ser interminable.


La importancia de las porciones y la moderación


Tan importante es saber qué comer, como cuánto comer. Incluso los alimentos más saludables pueden afectar negativamente si se consumen en exceso. Una buena salud digestiva no solo depende del tipo de alimento, sino también de las porciones y la frecuencia con la que se consumen.


Recomendaciones prácticas

  1. Lleva un diario alimenticio: anota lo que comes y cómo te sientes después. Te sorprenderás de lo que puedes descubrir.

  2. Consulta a un profesional: un nutricionista o médico especializado puede ayudarte a identificar intolerancias o necesidades específicas.

  3. Evita dietas genéricas: lo que funcionó para tu amiga/o puede no ser lo mejor para ti.

  4. No ignores las señales de tu cuerpo: gases, hinchazón, cansancio, reflujo o incluso cambios en el estado de ánimo pueden estar relacionados con lo que comes.


Conclusión


Conocer cómo tu cuerpo reacciona a cada alimento y bebida no es un lujo, es una

necesidad para tener una vida saludable y una digestión óptima. 


La salud empieza en el plato, pero también en la conciencia que tenemos sobre lo que ese plato representa para nuestro organismo. 

Comer no es solo un acto de nutrición: es una forma de escucharnos, conocernos y cuidarnos.




 
 
 

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